domingo, 30 de junio de 2013

Nos vemos mañana...



Es tan díficil decir Adiós...
Es tan difícil no mirar atrás
Es tan difícil no llorar
Es tan difícil no quererte



No miraré atrás
No te echaré de menos
No te diré cuánto te quiero
No te detendré.... 





Vete


Es tan fácil sacarte una sonrisa
Es tan fácil entenderte
Es tan fácil y tan difícil decir Adiós


No lo diremos.
Solo un
mañana nos vemos




Las dos sabemos que no será verdad pero no importa, porque así no es tan difícil

y digámonos adiós


de potros, volteretas, pinos y otras historias...


Todavía me acuerdo de la piscina vacía del colegio de EGB en Ortigueira, de los miniazulejos azules y de sus escaleras con barra de metal... de las colchonetas verdes. Había dos tipos...yo siempre quería las blanditas, las duras hacían mucho daño cuando hacía abdominales. De las espalderas al fondo... con suerte no te tocaba alguna con la madera rota... y también estaba el odiado potro.

Si, me costaba un montón...o saltaba antes, o después y me pegaba con la nariz en él o simplemente por el medio del camino decidía que no era capaz... únicamente saltaba para el examen. Con ayuda del profe de turno, of course. 

Por eso cuando jugábamos en el patio de arriba al "arriba facu" me pedía ponerme de madre en la pared...
Yo pensaba, cómo puede haber un juego tan odioso... es como saltar al potro, pero con la duda de si el potro se iba a rascar un pie, o levantar una mano, o no podía contigo...





Odiaba también la voltereta.
Siempre decía que me mareaba. La verdad es que tenía mucha suerte y no la he tenido que hacer demasiadas veces... eso si, en mi casa lo intentaba diariamente en mi cama. Así me cargué el santito que había colgado en la pared...uy, qué pena!
- Mamá...me cayó el....


La voltereta es algo que todo el mundo hacía con facilidad, quizás me pesase el culete, pero lo máximo que conseguía era una mediovoltereta, hacía el amago y cuando pillaba impulso llegaba a doblar el cuello pero de ahí no pasaba, las piernas se iban a un lado y me levantaba toda colorada... qué desastre!

Tampoco me salía el pino, pero si la voltereta lateral, pero, a quién no le sale?. La voltereta lateral era la antesala del pino y después del pino puente. Es muy sencillo, solamente tienes que poner las manos en el suelo y luego levantar más o menos las piernas. Lo peor es que siempre había alguno que era capaz de hacerlo con una mano y andar sobre las manos...solo había uno.


Pero era muy buena haciendo abdominales...dónde habrán quedado? jajaja. Una vez hicimos una apuesta los números 24-25 y 26. El 24 era Ismael, mi hermano de apellidos, el siguiente yo y el 26 Andrés "el heavy". [Otro día os cuento la pelea entre los dos...por el amor de una mujer....y los Toi namorado del rubio]

Sujetábamos los pies al último listón de la espaldera, colchoneta verde y tiempo.... Soy muy competitiva y les gané... no sé cómo pero en un minuto conseguí hacer más que ellos... Era a lo único que les ganaba, pero estaba genial ganarles a dos chicos.


Bueno os dejo, que voy a ponerme con un par de series de....cómo conocí a vuestra madre

viernes, 28 de junio de 2013

Santa Compaña Rosa



A primeros de agosto eran y son, las fiestas en honor a Rosa la santa de O Barqueiro. Pero la fiesta no tenía parroquia, yo siempre iba con gente de Loiba pero había gente de Ortigueira, de San Claudio, Cuiña, Ladrido, Luhía, O Baleo, Espasante, Bares...


Recuerdo mi primera Sta. Rosa.
Me quedaba a dormir en casa de Mary de Quelle. Lo pasamos genial. Su pandilla y la de su hermano. Eran muy divertidos.

Para llegar desde Loiba había que cruzar un puentecito de madera y nos transformábamos. Quién sabe lo que nos esperaba al otro lado del río...jajajaja.
 
Al otro lado había fiesta, tiendas de campaña, muchos amigos y conocidos, distintos tipos de fermentados con o sin refrescos. Los mosquitos.

Venía gente de todos lados. Los chicos guapos del insti. La gente de la banda.

Bailábamos toda la noche. Y cuando los -OH habían pasado la frontera de los labios, aparecía el Pinche, así le decíamos, siempre con un gorro de paja, camiseta de tirantes medio rota, pantalones cortos y con su gracia te decía:
                  
                -  tocouche!. 

 Jajaja... te agarraba, una mano en la cintura, otra en la otra mano, pegadas a su pecho...y alaaaaa... a bailar. Daba igual que fuese pasodoble, ranchera o salsa. De una en una.... y siempre con el Tocouche! Al final conseguía bailar con todas!

Cuando todavía no había amanecido, volvimos a casa, el camino de vuelta estaba completamente oscuro, menos mal que llevábamos una pequeña linterna y unos mozos aguerridos. Pasamos por cerca de la iglesia y no recuerdo quién pero alguno dijo: ¿Tenéis miedo?
-nooooo...
La verdad es que el camino de vuelta a Quelle se me hizo muy cortito, parecía que íbamos haciendo marcha... llegamos a casa sudando.
Cerramos la puerta y nos quedamos en la cocina un par de horas más contando historias de miedo. Las historias de la santa Compaña, las de "ollo vivo" (se decía que veía las cosas que iban a ocurrir, ya sabéis que las meigas no existen pero, también sabréis que habelas hailas...y los meigos también)


Creo que era Miguel el que contaba la historia de un vecino que estaba de risas con otros y cuando pasó por su lado, Ollo vivo le suelta:
    -Non te rías tanto, que onte tropecei coa túa tumba...
brrr... brr... qué miedo, sobre todo porque la historia acababa así realmente. El pobre hombre se enfermó y en pocos días tocaban las campanas.

-Veña calade...a min danme medo estas cousas decía Mary

Pero nosotros seguíamos. A mi me parecían historias sorprendentes y me tenían embobada.
-venga va...quién sabe más...

Santa Rosa me recuerda también a zumo de naranja con azúcar en casa de Martola con María, a los que siempre querían subir al palco a cantar...al calimocho (el mejor era el de Gran Vega del Eroski no?), a Casás, a Juanlu, a Ana y a Andrés, a Mó, a Sara, a Placeres, a las Susanas, a playa surfera, a siestas del día siguiente, a Jose, a Rubén, a.. hace ya tantos años que se me han olvidado muchos nombres... pero el tuyo, el tuyo no se me olvida!






miércoles, 26 de junio de 2013

el día de los restitos


Al menos un día a la semana es el día de "los restitos".


 Hoy es ese día

 Me ha sobrado un poquito de ensaladilla rusa de ayer...pero no llega para dos, además tengo unos poquitos de mejillones "tigres" en la nevera que tampoco llegan para dos. Así que hoy además habrá un poco de ensalada, quizás un huevo...
Y al final siempre vuelve a sobrar y tengo "restitos" para otro día. No tiene fin... creo que es el gen heredado de la abuela del Peago.

Siempre que nos juntábamos a comer un domingo de fiesta sobraba un montón de comida; para llevar todos y para comer TODA la semana... y por mucho que le dijésemos... no era capaz de hacer menos
 
                   -e se non chega
o
                   -e si ven alguén máis....
    
             

   Es el gen de las abuelas



Pero de entre todas las abuelas creo que es Hipólita de Landín, la otra abuela de Jorgiño la que tiene ese gen súperdesarrollado..qué barbaridad...


Lo de los restitos no pasaba cuando vivía con mis padres, ni con María (en Arzúa), ni con Pablo (en O Carballiño)...

Porque siempre había un "porquiño" en todas las casas. Siempre hay alguien que, normalmente para cenar, va cogiendo algo de aquí, algo de allá, todo lo que no quiere o deja el resto.
Antes, era mi padre, María, Pablo... y ahora...me da la impresión que soy yo. Si, y lo peor es que no tengo mesura. Sobra algo y alaaaaa me lo como yo, por no tirarlo.


 ¿Me estoy haciendo mayor o solamente engordando?

             Echo de menos tener un porquiño en casa.

                                          Ven a visitarme!



martes, 25 de junio de 2013

el gorro de la invisibilidad


Como todos los inventos, este también nació un día cualquiera, sin buscarlo, puede ser que estuviese lloviendo, puede ser que fuese día de limpieza... La verdad es que no recuerdo cuándo ni cómo, solamente dónde, en el 3D.
Un día a la semana tocaba limpieza general. Teníamos un papel en la cocina con los turnos. Estaba pegado en los azulejos detrás de la puerta.

                Baños y pasillo Rocío
                Cocina Jose
                Salón Casás

Cada semana era diferente.
Bueno, he de reconocer que había semanas que ese día desaparecía del calendario y justo antes de que viniesen nuestros padres, los domingos... tocaba sesión de limpieza. A eso se le llama optimizar el tiempo. Otras veces recurríamos a alguna visita inesperada o..a algún curioso con ganas de ver el testaje del gorro de la invisibilidad...

Nadie sabía qué era...pero todos querían verlo

Jose, Casás seguro que os acordáis de las pegatinas de los yogures que acabaron pegadas en la nevera durante años... era imposible despegarlas.

 -Joder Rocío, paréceche bonito... a ver quén as despega ahora. (comentario de Jose al mes y algo de haberlas pegado)

- alaaa, xa lle estiveches argallando... ahora é peor... queda un cacho pegado e outro a medias... (al mes y algo y un minuto de habérmelo dicho)

 -Consuelo vai estar moi contenta... vai ter que cambiar a porta de nevera polas túas gracias (cuando nos marchábamos del piso)


La culpa sería de Dolores (la madre de Casás) por comprar esos yogures? La culpa o gracias a ella también, hoy en día, conocemos el gorro de la invisibilidad y no de Doraemon como dicen por ahí. Ella es la que nos proporcionaba la materia prima. 
Eso si, nosotros la fuimos mejorando: impermeabilización exterior, punto de luz, unas alas para avanzas y retroceder, marketing, adaptación a la cabeza... si, si, mucho y duro trabajo...




Pero, qué es el gorro de la invisibilidad? 

        ¿Qué poderes tiene?

mmm... es algo extraordinario, técnicamente perfecto. Los domingos por la tarde venía Dolores con la materia prima. A partir de ahí, estaba en manos de Casás el tener la base del gorro lista. El paso siguiente era probarlo.
La prueba era sorpesa, como los exámenes... y no siempre estabas preparado, a veces te pillaba comiendo, recuerdo una prueba que le tocó a Juanca un amigo de la casa. Creo que no lo olvidará, ni tampoco sus apuntes, ni su vaquero...

-Joder... estáis como putas cabras... locos, locos

Esta era la reacción normal... no esperaba la prueba, yo lo entiendo...es difícil de afrontar...en fin, nunca llueve sobre mojado  ;)

Después de probarlo, tocaba ver quién había pasado la prueba, quién había resbalado y quién se encerraba para poder enjuagar sus lágrimas...Si no recuerdo mal Jose solía quedar de los primeros, era rápido y tenía dos fuentes de energía, una más grande que otra, cerca de su habitación. Casás también tenía fuente de energía pero más pequeña... con lo que ralentizaba su lucha y yo.... yo tenía miedo.... a veces por las noches todavía me acuerdo de esas pruebas y me despierto sudorosa y temblando...
Con solo pensarlo... se me pone la piel de gallina (o como dicen en la tierra de Yey, el cutis de pollo)...no quiero volver a pasar por eso...





Lo siento...no puedo, otro día que me encuentre con más fuerzas os cuento qué y cómo es el gorro de la invisibilidad









N.del T: ¿Y la mitología qué nos dice?
Hades y sus otros dos hermanos olímpicos, Zeus y Poseidón, recibieron armas especiales de los cíclopes, como ayuda para su guerra contra los Titanes, correspondiéndole a Hades un casco de invisibilidad gracias al cual, la noche anterior a la primera batalla, logró introducirse en el campo enemigo sin ser visto y destruir las armas de sus adversarios, a quienes venció después de 10 años de guerra.







jueves, 20 de junio de 2013

Una voz sin nombre



El amor se llama juego...es el título de una canción de Sabina.



Pero ya sabéis que la música, los olores y las voces te hacen regresar a otro día, en otro lugar, con el mismo sol y la misma luna pero diferente edad.


En cuanto escucho los primeros acordes mi mente se va lejos...Me recuerda a un chico que cantaba en la calle, en Compostela. No sé cómo es su cara... pero reconocería su voz!



 En la plaza Cervantes fue la última vez que lo escuché. Sentado enfrente de la librería Couceiro con su guitarra y unas monedas..
María me había dejado un cd con su música...amaba su voz! Yo también.

                                   No recuerdo su nombre


Versionaba a Sabina, Silvio, Serrano....pero tenía una voz tan especial. Se acabó rallando el cd de tanto escucharlo. Lo ponía a todo volumen cuando iba en coche. A veces lloraba con Princesa y siempre con la Magdalena...Pero su mejor canción era "el amor se llama juego". Me atreví a decir que esta canción era más bonita en la boca de este chico que la de Sabina...
Me encantaría volver a escucharlo. Aunque quizás ya no toque por la calle, quizás su voz no sea la misma, tampoco sus años.


Por esa época, hace 6, 7 años, vivía en Milladoiro y todos los martes a las 11 tocaba un amigo de él en el Momo (pub mítico de Santiago). Ricardo Parada. Nos sentábamos con un bol gratis de palomitas, una cervecita y a disfrutar...

Ahora que lo pienso, y lo echo muchíiiisimo de menos.
Aquí hay músicos, conciertos en directo a diario... pero no entiendo la letra.

Seguro que cuando lleve una temporada en Galicia echaré de menos los conciertos a diario donde lo único que me importe sea la música...

martes, 18 de junio de 2013

Pajaritos a volar...


Era por la tarde, un domingo creo.
Los cuatro en el "cuatro latas" íbamos al Baleo a casa de mi abuelo que vivía cerca de la capilla de S. Fernando, al lado de la carretera dirección Couzadoiro.


Siempre me preguntaba por qué no teníamos un coche bonito y no un 4L. Claro, era mucho más cómodo para trabajar. Armando da Rozabella metía en él andamios, baldes, cozos, sacos de cemento, plaqueta, cajas con herramientas..

Mi padre conducía. Mi madre todavía no había sacado el carnet de conducir, llevaba a mi hermano en el colo, envuelto en una mantita, pero no una manta cualquiera, era "la mantita".



Era mi mantita, que luego heredó Jose y luego mi padre, para envolver los pies... pero era mi mantita.
Tenía cuadros rojos, con algo de blanco y azul. Creo que la había comprado mi abuelo...
Estaba equivocada, mi madre me dijo hoy que había sido Carmen de abaixo la que me la regaló.

Yo iba en el asiento de atrás, detrás del asiento del conductor (con los años ese sitio era motivo de discusión entre mi hermano y yo. Los dos queríamos ir justo detrás del conductor.. no recuerdo por qué. Y con más años el asiento que queríamos era el de copiloto y con los 18, el de conductor...).

Cuando pasamos por delante de la discoteca "La perla" (muy famosa por sus bailes, por los guateques; que todavía se llamaban así en 8º de EGB. Con el tiempo famosos fueron los desfiles del instituto, los carnavales, escenario de muchas juergas y atrezzo de Almodóvar) mi padre paró el coche justo delante, donde aparcaban los coches.


      - Mariluz, dame a manta
Mi madre le sacó la mantita a mi hermano y se la dio a mi padre
Yo me moví al otro lado del asiento... qué estaba pasando? por qué habíamos parado? Y mi mantita.. para qué?

De repente, la veo en el suelo tirada, qué pasa? Veo que mi padre se agacha y con cuidado recoge algo del suelo que envuelve en la manta.
Viene al coche y le dice a mi madre
     -Mira Mariluz... un paxariño. É moi mansiño. Debeuselle escapar a alguén
Era un periquito, azul y blanco.

Nuestra primera mascota

(Tengo alergia a perros, gatos, pájaros...)
Pero era tan bonito. Nadie lo reclamó y nos lo quedamos.
Llegamos al Baleo. Yo estaba alucinada.
No teníamos jaula. Mi padre vació una caja de galletas Fontaneda.

Esas que tanto me recuerdan a mi abuelo. Seguro que Jose también se acuerda. Siempre nos daba galletas Fontaneda y nocilla para untar. Ah, y cuando mi madre no miraba, un chupitin de Sansón...jajajaja... qué ricooo.
 Hizo unos agujeros a la caja y metió creo que algo de pan y así nos lo llevamos a La Rozabella.
Tampoco le pusimos nombre al periquito 
 (creo que la Familia Martínez es poco dada a nominar...jaja)
No estoy segura, pero creo que Manolita del Calvario nos dejó una jaula (ella tenía criaba canarios) y allí estuvo hasta que 4 o 5 años después, justo enfrente de mi casa, mi madre vio a un canario. Corriendo fue a casa a por la jaula del perico y la acercó.

Ese día conocimos a nuestra segunda mascota sin nombre


Al principio se llevaban fatal. Teníamos dos jaulas, pero con los años el canario se quedó sólo solamente 3 o 4 días... después se murió de pena, y sin nombre.


El otro día llegó otra mascota a nuestra casa, esta vez le hemos puesto nombre. Antonia, una gatita preciosa. Ya tengo ganas de verla! Prometo poner alguna fotito! Ya veréis qué bonita!

domingo, 9 de junio de 2013

3D Aquí no hay quien duerma


  Vivíamos en el tercero derecho, en las tres dimensiones de la calle Europa. Así les decíamos a los que venían de visita. Era un piso exterior por sus dos ventanas; la del salón y la de Fénix el del Equipo A, e interior por el resto de ventanas que daban a un patio de luces...¿Curioso nombre?. El patio era más grande que la calle, así que nos daba el sol todas las mañanas. 

No solía quedarme a estudiar por las noches... era de las de: 

 

-Mañana pongo el despertador para las 6 y repaso... bueno, o a las 7 o, bah, eso no creo que caiga... 


 Ese día me había quedado hasta la 1. Era un barrio muy tranquilo, a pesar de que los Mallos era zona de malotes, neno!, pero por las noches, como en Gran Hermano, los sonidos se magnifican. Me metí en cama. Mi habitación era la primera a la izquierda, justo al lado de la puerta y del timbre (si, la que se levantaba). Tenía un escritorio que había comprado el primer año de carrera, creo que en Carrefour o algún centro comercial del estilo. Con los años, había perfeccionado la técnica de montaje y era una experta con la llave Allen. 
 
 Lo desmontaba todos los finales de junio y lo volvía a montar en septiembre para los exámenes de las que me quedaban por no poner el despertador....titititi...titititi...titititi...
Tenía un armario con muchas fotos y citas pegadas en las puertas, una papelera, una mesilla y una estantería metálica de las mías, tipo Allen también, llena de apuntes, libros y alguna caja de zapatos forrada con papel bonito llena de un mix of things.

El escritorio estaba enfrente de la ventana. 

La ventana daba al patio de luces y a la ventana de mis vecinos de enfrente. Eran una pareja de cincuentañeros. Ella bien hermosa, de las de falda y chaqueta y él un esmirriao. Solamente los reconocía si estaban en la ventana de su habitación, recogiendo la ropa del tendal, ella, o hablando con un perrito que tenían, él. Con los años ya no hablaban con el perrito, hablaban con el nieto. Seguian tendiendo la ropa.

          Esa noche me acosté a la 1

Siempre veíamos la tele un rato. 
Si llegaba primero siempre cogía el sillón grande, para esparramarme en él (Sinónimos: repanchingarse, esvacoarse, estomballarse) y me apoderaba del mando!. Quizás fuese lunes y Grisson en sesión doble de CSI.

 Me tapé con varias mantas y un nórdico (Era muy friolera. Ahora no!) y esperé a dormirme.
De repente escucho:
-titirititirititrrriiiititi...... silencio
y otra vez titirititirititrrriiiititi..... silencio. ¿de dónde salía ese ruidito? 
Era un ruido que se metía en el oído...odioso!, repetitivo.
Silencio de nuevo...casi estaba dormida y vuelta a empezar... y así toda la noche. Eso si, la frecuencia del ruido ya no era constante...cada vez había más silencio entre titirititirititrrriiiititi y titirititirititrrriiiititi. 

Esa noche no necesité despertador...NO DORMÍ NADA...por culpa del ruidito. Creo que mis neuronas estaban bailando al ritmo del titirititirititrrriiiititi.

Por la mañana, ojeras con O grande, mala cara y la musiquilla en la cabeza todavía seguía sonando. 

 Abrí la persiana y veo en el tendal de mi vecina de enfrente algo colgado por las orejas.  
                                                  Un peluche.

 Me reiría si no estuviese de tan mala hostia. Un puto peluche. Cajinaaaaaa en la abuela que había metido en la lavadora al osito del nieto.  
                        Señora lleva pilas! 
A medida que se iba secando el osito el titirititirititrrriiiititi se espaciaba en el tiempo...


Y ahora cómo le explico yo al que me pregunte:
- ¿Has dormido bien? Tienes mala cara
- Un puto osito de peluche no me ha dejado dormir... nadie me creería...

Historias de vecinos, osos de peluche, sofás y habitaciones sin despertador...

Otro día os hablo de mis vecinos del 3E, os adelanto: perros con dueño desaparecido, putas de un solo dueño, niñas llamadas a grito pelado "Alejandra ponte las bragas!, cajeras monísimas pero con muy mala leche... pero eso lo dejo para otro día


lunes, 3 de junio de 2013

Mi cuento


     Cuando era pequeña, siempre miraba debajo de la cama por si había alguna bruja esperándome.
Se supone que la hermana mayor nunca tenía miedo, así que cerraba siempre la puerta, y luego miraba debajo de la cama.



A veces, aún después de mirar y asegurarme de que no había brujas, no era capaz de dormirme. Así que me quedaba mirando al techo un buen rato y esperaba a que me cayese algo en los ojos que me hiciese dormir.
Yo creía que las legañas que tenía por las mañanas cerrándome los ojos eran unos polvitos que caían del techo y cuando te caían en los ojos estos se pegaban y así dormías toda la noche. Pero, sabéis qué era ese polvillo mágico?



Venga va, os lo cuento:
 
   En casa de mi abuela, alguna vez que nos quedábamos a dormir mi hermano y yo, lo hacíamos en un cuarto oscuro (le llamábamos así y así era porque no tenía ventanas), estaba genial, porque además de una cama grande, un armario y una mesilla con lamparita de pera, tenía una estantería con muchos libros. Libros de todos mis tíos, de mi padre también imagino, pero sobre todo de mecánica de mi tío Víctor. No entendía nada (seguro que ahora tampoco), pero me entretenía pasando las hojas y al final me quedaba frita (venía Roque como dice mi madre a veces, o Pedrito).

Y, cuando me despertaba siempre había algún montoncito en el suelo de una especie de harina de color marrón.... si, el techo era de madera y era la casa de mr. y mss polilla...jajajjaa,



¿Me guardáis un secreto? 

 A veces todavía miro debajo de la cama y eso que ahora la bruja se esconde bajo las sábanas...y cuando no puedo dormir me pongo panza arriba y espero a que la familia polilla acierte en mis ojos...

                                   
                                Dobranoc! Buenas noches! Boas noites!